La Pensión para el Bienestar, destinada a los Adultos Mayores, es uno de los programas insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. De hecho, a partir de este año, los beneficiarios recibirán 6,000 pesos cada bimestre, en vez de los 4,800 que se les otorgaban en 2023.
El problema es que, con los incrementos programados en la pensión, así como el aumento en el padrón de beneficiarios, llegará el momento en que el programa sea imposible de solventar, pues se requerirían 2.08 billones de pesos.
Al analizar el tema del presupuesto, y las reformas enviadas por el presidente el lunes pasado, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señaló que el solo el crecimiento de este programa será de 138% para el 2050.
¿Qué dice la iniciativa para modificar la Pensión para el Bienestar?
Entre las iniciativas mandadas por el presidente se incluye: reducir de 68 a 65 años la edad a partir de la cual la población tiene derecho a exigir al gobierno la Pensión para el Bienestar.
Asimismo, se propuso que los trabajadores puedan tener 100% de su último salario como jubilación; para lo cual se creará el Fondo de Pensiones para el Bienestar, con el cual se pretende complementar las pensiones.
A este respecto, el IMCO hizo énfasis en que el Ejecutivo Federal no estima el costo fiscal asociado a estas iniciativas, ni su evolución a mediano o largo plazo.
De hecho, especificó que la aprobación de estas reformas implicaría que el Estado mexicano asuma un pasivo contingente que se incrementará al ritmo de crecimiento de la población de adultos mayores en el país, el cual será significativo a lo largo de los siguientes años.
De acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), se espera que en los próximos 26 años la población de personas de 65 años y más se duplique, aumentando de 11.2 millones en el 2024 a 26.8 millones en el 2050.
El problema crece
Por si fuera poco, el Fondo de Pensiones para el Bienestar, no tiene recursos recurrentes de financiamiento. Esta situación representa una limitante, ya que podría ser incapaz de cubrir los nuevos compromisos en materia de pensiones.
Actualmente, las pensiones son una de las grandes presiones que tienen las finanzas públicas. Tan sólo para este año, se espera que 22 de cada 100 pesos del presupuesto se destinen a ellas, considerando las contributivas y la Pensión para el Bienestar.
De esta forma, en el 2050, 25.7% tendrá más de 65 años, el doble de la cifra actual, y dependerá por completo del gobierno para vivir. Lo cual, inevitablemente afectaría a otros grupos de edad que verían reducido el gasto en salud, educación, seguridad.
Y un aumento en impuestos para financiar dicho incremento en el gasto definitivamente no es la solución, ya que afectaría a un número cada vez menor de personas en edad laboral.