Reuters.- Las cuencas petroleras y gasísticas de Estados Unidos emiten unas cuatro veces más metano del estimado por los reguladores federales, según los resultados de un estudio aéreo publicado el miércoles por el Fondo de Defensa Medioambiental (EDF, por su sigla en inglés).
El estudio subraya la preocupación de investigadores y ecologistas por el hecho de que la contribución de la industria petrolera al cambio climático sea mucho mayor de lo que indican las cifras oficiales, debido a las emisiones no contabilizadas de este potente gas de efecto invernadero.
EDF y sus socios, entre los que figuran Google, de Alphabet, BAE Systems y la Agencia Espacial Neozelandesa, utilizaron el año pasado un avión a reacción equipado con un espectrómetro para medir las emisiones de metano en 12 cuencas petroleras y gasísticas.
El proyecto, denominado MethaneAIR, incluyó 32 vuelos entre junio y octubre de 2023 y proporcionó datos que apuntaban a una tasa promedio de emisiones en esas cuencas de 7,5 millones de toneladas métricas al año, según EDF.
EDF dijo que ese resultado era una tasa de emisiones unas cuatro veces superior a las estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental. La EPA obtiene sus estimaciones principalmente de los informes de la industria a una base de datos. La EPA no estaba inmediatamente disponible para hacer comentarios.
Petroleras en la mira de los activistas climáticos
MethaneAIR es el precursor de un satélite que se lanzará esta primavera boreal, llamado MethaneSAT, con el que se pretende obtener una estimación aún más precisa de las emisiones de metano, mediante un seguimiento continuo desde el espacio en lugar de tomar instantáneas durante los vuelos. Sus primeros datos estarán disponibles cuando sea otoño en el hemisferio norte.
“Este tramo de datos de MethaneAIR supone un enorme salto adelante en términos de capacidad con respecto a todo lo que existe en la actualidad y una pequeña muestra de lo que empezaremos a ver procedente de MethaneSAT”, declaró Jon Coifman, portavoz de EDF.
El metano, que tiene un potencial de calentamiento mucho mayor que el dióxido de carbono, puede filtrarse a la atmósfera sin ser detectado desde las perforaciones, los gasoductos y otros equipos petroleros y gasísticos.
Estados Unidos ha ultimado una serie de normas contra las grandes fugas de metano procedentes de las explotaciones de petróleo y gas, y va a imponer una tasa a los operadores que no cumplan esos objetivos.
La UE también aprobó límites a las emisiones de metano en las importaciones de petróleo y gas a partir de 2030, presionando a los proveedores internacionales, incluidos los estadounidenses, para que reduzcan las fugas.
MethaneAIR también demostró que la tasa de emisiones observada era ocho veces superior al objetivo adoptado por 50 empresas en la cumbre sobre el clima COP28 celebrada en Dubái de limitar la intensidad de sus emisiones de metano a no más del 0,2% para 2030.