Por Roberto Aguilar

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Reserva Federal: ¿objetivo cumplido?

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La semana pasada, la Reserva Federal decidió recortar la tasa de referencia en 50 puntos base con lo que termina el ciclo alcista que empezó en 2022. Hay que recordar que a inicios de 2020 el organismo recortó la tasa de referencia como medida de emergencia ante el impacto por el Covid en la economía; desde entonces y hasta inicios de 2022 la tasa permaneció prácticamente en cero.

A lo largo de dichos años se presentaron factores que provocaron un aceleramiento de la inflación entre los que se pueden destacar: las disrupciones en las cadenas de suministro por la pandemia, la guerra comercial entre EUA y China, así como el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia; todo esto provocó que la mayoría de los bancos centrales en el mundo abandonaran su postura flexible y comenzaran a volverse más restrictivos.

Una de las críticas que se realizó a la Reserva Federal entre finales de 2021 e inicios de 2022 era que el ciclo alcista estaba tardando mucho en comenzar. Para mediados de 2021 la inflación general ya había rebasado el 5.0%, lo que representaba niveles máximos no vistos desde 2008; la Reserva Federal argumentaba que el impacto inflacionario sería transitorio, de hecho, esta palabra “transitorio”, provocó una serie de memes sobre el organismo. Evidentemente la FED estaba equivocada en su lectura respecto a la temporalidad del impacto en los precios el cual se ha extendido por varios años. La inflación alcanzó un pico a mediados de 2022 cuando se rebasó el 9.0%.

La tardanza en el endurecimiento de la política monetaria no fue exclusiva de la FED y es que otros bancos centrales, sobre todo de países desarrollados actuaron de manera tardía. Probablemente esto sea una de las explicaciones del porqué la inflación sigue siendo uno de los factores de riesgo a seguir en la actualidad.

Es interesante mencionar que la postura de la Reserva Federal fue de seguir la evolución de la inflación y otras variables para reaccionar, es decir, la propia FED aceptaba que no sabía el curso que tomaría la inflación por lo que simplemente se volvían espectadores de los datos económicos y actuaban en consecuencia; es decir, el organismo tomó una postura reactiva y no preventiva.

Todo esto aumentó la incertidumbre de los mercados financieros que presenciaron alta volatilidad en 2022, incluso los bonos de calificaciones con grado de inversión presentaron pérdidas acumuladas en dicho año. Si de por sí, los encargados de la política monetaria del país más poderoso no sabían hacía donde se dirigía la inflación, era lógico que existiera tanta incertidumbre.  

La Reserva Federal no debe cantar victoria

El ciclo de alzas en la tasa de referencia duró hasta mediados de 2023 al alcanzar el 5.5%, la tasa se mantuvo en este nivel hasta la semana pasada cuando, por fin, se decidió el recorte de 50 puntos base. Al parecer, las acciones tomadas por la Reserva Federal y otros bancos centrales no ha sido errónea desde 2020; es decir, se han apegado a los mandatos de política monetaria, pero si se les puede criticar el timing para tomar las decisiones; como se mencionó anteriormente, la FED tomó una postura reactiva y no preventiva; esta situación todavía se mantiene y es que la FED pudo haber recortado la tasa desde reuniones anteriores; no lo hizo y al parecer quiso compensar el no hacerlo antes y por eso vino un recorte de gran magnitud.

Hoy, ¿la Reserva Federal puede cantar victoria? La respuesta claramente es no, debido a que la incertidumbre sobre la evolución de variables económicas se mantiene, hay alta probabilidad de que el siguiente año se presente una desaceleración económica y que afecte la evolución del desempleo. Adicional a esto, hay factores todavía que pueden provocar un repunte en la inflación. Esto quiere decir que la FED seguirá manteniendo una postura de “esperar a ver la evolución de las variables” e ir actuando como reacción.

El último dato inflacionario en EUA es del 2.5% y se estima que para 2025 la inflación se ubicará más cercana al 2.1%; sin duda se presentarán momentos de repunte por la propia estacionalidad, pero la tendencia debería mantenerse a la baja debido a la propia debilidad económica.

Algo que si se debe reconocer a la Reserva Federal es que en los últimos meses los mensajes fueron más claros y las decisiones estuvieron en línea con esos mensajes; es decir, existió coherencia en lo que se mencionaba; esto provocó que las expectativas de largo plazo se mantuvieran ancladas y que no se presentaran movimientos desordenados que pudieran contagiar a la economía real.

Hasta el momento, se puede decir que la FED ha cumplido (no sin dejar de lado algunas críticas). Pero su trabajo seguirá consistiendo en mantener la confianza de los agentes económicos en el organismo en un futuro cercano que se plantea retador a nivel económico.

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