La Alianza In México, conformada por plataformas digitales como Uber, Rappi y Didi, ha reiterado su disposición a colaborar con el gobierno mexicano para desarrollar una reforma que garantice seguridad social a los repartidores y conductores de aplicaciones. Sin embargo, han puesto énfasis en que la discusión debe centrarse en dos pilares clave: flexibilidad e independencia, elementos que consideran esenciales para el modelo de trabajo que ofrecen.

En un comunicado, la Alianza In México destacó que la flexibilidad es uno de los aspectos más valorados por los repartidores y conductores. De acuerdo con el director ejecutivo de la asociación, Guillermo Malpica, la mejor política pública es aquella que se construye de manera participativa y que responde a las necesidades de todos los involucrados. En este sentido, las plataformas proponen un diálogo abierto que involucre al gobierno, a los trabajadores de las aplicaciones y a las propias plataformas.

La propuesta de colaboración surge como respuesta a las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien recientemente reafirmó su compromiso de impulsar una reforma que proteja a los trabajadores de aplicaciones. Aunque esta no es la primera vez que el gobierno ha expresado interés en regular el trabajo en plataformas digitales, las empresas tecnológicas han insistido en la necesidad de preservar la flexibilidad que caracteriza su modelo.

Según un estudio de Buendía & Márquez, financiado por las propias plataformas, alrededor de 2.5 millones de personas en México generan ingresos a través de estas aplicaciones de manera independiente. Las plataformas han señalado que están dispuestas a contribuir a la seguridad social de los repartidores, pero sin ser consideradas empleadoras directas.

A pesar de que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otros organismos han señalado que las condiciones laborales de los repartidores y conductores se asemejan a las de un empleo subordinado, las plataformas defienden la independencia como una característica clave. No obstante, también reconocen que el uso de algoritmos puede generar presiones adicionales sobre los trabajadores, lo que dificulta la conciliación entre trabajo y vida personal.