Este martes, en medio de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el peso mexicano mostró una apreciación de 0.36%, hilando su segunda sesión consecutiva de ganancias frente al dólar estadounidense.
De acuerdo con datos de cierre proporcionados por el Banco de México (Banxico), el dólar en el mercado mayorista se ubicó en 20.0788 pesos por unidad, un nivel que evidencia la fortaleza relativa de la moneda mexicana en un contexto global de incertidumbre política.
Con este desempeño, el peso mexicano acumula ya siete jornadas en las que se mantiene en la franja de las 20 unidades por dólar, una cifra clave que ha captado la atención de los analistas y del mercado en general. Este nivel representa una cierta estabilidad, especialmente en un ambiente en el que las elecciones en Estados Unidos suelen generar volatilidad en los mercados financieros de la región.
La atención se ha centrado en el impacto que los resultados electorales podrían tener sobre las relaciones comerciales y las políticas económicas entre ambos países, factores que influyen directamente en el comportamiento del peso mexicano frente al dólar.
La fortaleza del peso mexicano
Los analistas consideran que la ganancia de la moneda mexicana es resultado tanto de factores internos como externos. A nivel local, la estabilidad en las políticas fiscales y monetarias de México ha brindado una base sólida para el peso, mientras que en el panorama externo, la expectativa de una transición ordenada en el gobierno estadounidense genera confianza entre los inversionistas. Además, las políticas del Banco de México para asegurar la estabilidad cambiaria y mantener una inflación controlada también han sido determinantes.
El avance del peso en estas circunstancias es una señal positiva para la economía mexicana, ya que una moneda fortalecida reduce el costo de las importaciones y, al mismo tiempo, contribuye a la estabilidad de precios.
Sin embargo, los expertos advierten que el mercado continuará atento a los acontecimientos en Estados Unidos, y se espera que la fluctuación del peso siga reflejando las dinámicas de la relación económica y política entre ambos países. En este contexto, el comportamiento de la moneda será un indicador a observar mientras avanza el proceso electoral estadounidense y sus posibles repercusiones.