Por Roberto Aguilar

Intel

Pat Gelsinger, CEO de Intel, renuncia

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Intel anunció la renuncia de su director ejecutivo, Pat Gelsinger, menos de cuatro años después de asumir el cargo. Gelsinger dejó su puesto el 1 de diciembre, dejando en manos de dos ejecutivos interinos la dirección de la compañía mientras se busca un sucesor permanente.

Gelsinger llegó a Intel con la ambiciosa misión de devolver a la compañía su liderazgo en la fabricación de los chips informáticos más avanzados, un título perdido frente a Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. Aunque los avances logrados bajo su mandato son significativos, el plan de cuatro años iniciado en 2021 sigue en desarrollo y los resultados definitivos se esperan para el próximo año, cuando Intel planea lanzar un chip insignia para portátiles fabricado internamente.

En un comunicado, Frank Yeary, presidente independiente de la junta directiva de Intel, reconoció los progresos realizados bajo el liderazgo de Gelsinger. “Aunque hemos avanzado en la recuperación de nuestra competitividad manufacturera y en el desarrollo de capacidades como fundición de clase mundial, somos conscientes de que aún queda mucho trabajo por hacer para restaurar la confianza de los inversores”, afirmó.

La estructura provisional de Intel

Las acciones de Intel registraron un aumento cercano al 5% en las operaciones previas al mercado tras la noticia, aunque han perdido más de la mitad de su valor en lo que va del año. La situación financiera de la compañía se ha visto eclipsada por el auge de competidores como Nvidia, que recientemente sustituyó a Intel en el índice Dow Jones Industrial Average.

Durante el proceso de búsqueda de un nuevo CEO, la compañía será liderada interinamente por el director financiero David Zinsner y la ejecutiva senior Michelle Johnston Holthaus. La junta directiva ha establecido un comité especial para seleccionar al próximo líder de la empresa.

Intel enfrenta un momento crítico en su estrategia de recuperación, mientras busca reafirmarse como líder en una industria cada vez más competitiva y bajo la presión de cumplir con las expectativas tanto de sus inversores como de los subsidios otorgados por el gobierno estadounidense.

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