Reuters.- En 2025 comenzará en serio una competición para dominar la conducción autónoma y asistida. Fabricantes de automóviles como Tesla están persiguiendo un mercado que McKinsey estima que podría valer 400 mil millones de dólares para 2035. Pero los beneficios pueden resultar esquivos.
Están llegando los autos que no requieren tener las manos al volante.
La industria clasifica las capacidades en niveles del 0 al 5, que van desde ningún soporte hasta vehículos que manejan cualquier escenario sin un piloto humano. Alphabet, Waymo, Pony AI y Baidu ya operan vehículos alquilables de nivel 4, denominados robotaxis, que pueden operar sin conductor en zonas de prueba. Sólo el 5,5% de los automóviles vendidos en 2024 incluyen asistencia de Nivel 2+ más sencilla, como control de crucero y cambios de carril automáticos, estima Canalys.
El presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser un catalizador. Quiere reducir las regulaciones sobre el desarrollo de inteligencia artificial, según informó el Washington Post, y nombró al CEO de Tesla y creador del Cybercab, Elon Musk, para reducir la burocracia. Incluso pequeñas medidas como la ampliación de los proyectos piloto permitirían a los fabricantes de automóviles recopilar datos y comercializar los avances antes.
Para ver qué ocurrirá a continuación, basta mirar a China, donde al menos 19 empresas están probando vehículos totalmente autónomos. Goldman Sachs calcula que en 2040 el 90% de las ventas en la República Popular podrían contar con vehículos de nivel 3 o superior, frente al 65% en Estados Unidos. Si Trump acelera la adopción, las carreteras estadounidenses parecerán más chinas. Los países de Europa y otras partes del mundo se enfrentarán a presiones para seguir su ejemplo.
El gráfico muestra que los analistas de Goldman Sachs estiman que los automóviles parcialmente autónomos alcanzarán una penetración de más del 60 % para 2035, en comparación con un pronóstico de aproximadamente el 25 % de penetración en 2025.
El futuro de los vehículos autónomos
El progreso conlleva riesgos. Los fabricantes de automóviles utilizan tanto incentivos como funciones para atraer a los clientes. En China, la tecnología autónoma se ha convertido en un arma deflacionaria en una guerra de precios. Una encuesta de Bernstein mostró que alrededor de la mitad de los consumidores de ese país esperan ahora aparatos de conducción autónoma sin coste adicional cuando compran coches eléctricos. La investigación de Citi sugiere que, en 2025, los modelos de menos de 200.000 yuanes (unos 28.000 dólares) incluirán esas funciones, y serán clave en las decisiones de compra.
Eso significa que el premio de 400 mil millones de dólares será difícil de alcanzar, ya que la tecnología autónoma aumenta los costos sin necesariamente permitir precios más altos. Sin embargo, los productos sin estas características serán menos competitivos, lo que obligará a los rezagados a pagar para ponerse al día.
BYD, cuyo fundador una vez despidió el concepto, ha prometido 14.000 millones de dólares para desarrollar vehículos autónomos. Toyota destinó 1,7 billones de yenes (11.300 millones de dólares) a software y más a principios de este año. Comprar innovación es una opción: Volkswagen invirtió 700 millones de dólares en Xpeng de China para acceder a la experiencia. Otros pioneros que podrían resultar socios atractivos incluyen a Li Auto o el fabricante de teléfonos inteligentes Xiaomi. En 2025, los fabricantes de automóviles trabajarán duro para mantenerse en la carrera de la conducción autónoma.