Amazon ha anunciado el cierre de sus instalaciones y depósitos en la provincia canadiense de Quebec, lo que impactará a casi 2,000 empleados, entre ellos 1,700 trabajadores fijos y unos 250 temporales. Esta decisión, que se llevará a cabo durante los próximos dos meses, representa un cambio estratégico hacia un modelo de entrega apoyado por terceros y empresas locales, según indicó la compañía en un comunicado.
El sindicato que representa a 300 trabajadores del almacén en la ciudad de Laval calificó la medida como “indignante” y una “bofetada en la cara” para los empleados. También destacaron que esta decisión frustra las negociaciones del primer convenio colectivo con Amazon en Canadá, iniciado en julio de 2023. La Confederación de Sindicatos Nacionales (CSN), representada por su presidenta Caroline Senneville, prometió luchar contra lo que consideran una campaña antisindical de la empresa.
El cierre afecta a las siete instalaciones operadas por Amazon en Quebec, desde las cuales se distribuyen mercancías a todo el país. La portavoz de Amazon, Barbara Agrait, explicó que los trabajadores temporales continuarán cobrando hasta el final de sus contratos, mientras que el personal fijo recibirá un pago equivalente a 14 semanas de salario y otros beneficios. La decisión también busca reducir costos a largo plazo y retornar a un modelo de logística similar al que Amazon utilizaba en Quebec hasta 2020.
Los sindicatos en Amazon
El cierre de estas instalaciones llega poco después de que el centro logístico de Quebec se convirtiera, en mayo de 2024, en la primera y única instalación de Amazon en Canadá en obtener certificación sindical. Esto marcó un hito en el país, pero también desencadenó tensiones entre la compañía y sus empleados.
El sindicato considera que la decisión de Amazon responde a su intención de debilitar la organización laboral y desalentar futuras iniciativas sindicales. Por su parte, Amazon argumenta que el cambio busca optimizar sus operaciones logísticas en la región y garantizar una mayor eficiencia en la entrega de productos.
Esta medida no solo afecta a los trabajadores directamente involucrados, sino que también podría tener repercusiones en las economías locales que dependen de la actividad de estas instalaciones. La transición hacia un modelo de terceros podría abrir nuevas oportunidades para pequeñas empresas locales, aunque también plantea interrogantes sobre la estabilidad laboral y el futuro de las iniciativas sindicales en la región.