Donald Trump, presidente de Estados Unidos, advirtió que podría imponer nuevos aranceles y sanciones a México si no cumple con el Tratado de Aguas de 1944, el cual regula el intercambio hídrico entre ambas naciones. Según el acuerdo, México debe entregar 2,159 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo cada cinco años, mientras que EE UU debe enviar anualmente 1,850 millones de metros cúbicos desde el río Colorado.
Actualmente, México ha cumplido con menos del 30% de su cuota en el ciclo que concluye en octubre de 2025, lo que ha generado tensiones, especialmente en Texas. “México les ha estado robando el agua a los agricultores texanos, ¡eso se acabó!”, afirmó Trump en Truth Social, instruyendo a su secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, a tomar medidas inmediatas.
En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que su administración ha enviado una propuesta integral al gobierno estadounidense, enfocada en acciones de muy corto plazo para abordar el déficit. A través de X, informó que esta semana se remitió el plan al subsecretario del Departamento de Estado, Christopher Landau, reiterando que México ha actuado conforme a la disponibilidad de agua, pese a tres años de sequía.
Sheinbaum responde a la amenaza de Trump
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum defendió que el tratado es justo y no requiere renegociación. Aclaró que la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) continúa trabajando para encontrar soluciones técnicas. “No creemos que haya sanciones. Trump tiene una forma muy particular de comunicación, pero hay una mesa de trabajo activa”, afirmó.
Mientras tanto, México elabora un plan para enviar de inmediato 122,000 acres-pie de agua, con la posibilidad de agregar otros 81,000 en los próximos meses. Sin embargo, esto cubriría apenas el 40% del volumen acordado. Para lograrlo, el gobierno podría aplicar una cláusula polémica que permitiría extraer agua de estados como Chihuahua y Nuevo León, lo que ha generado preocupación entre productores agrícolas.
Analistas advierten que el conflicto hídrico se suma a una larga lista de tensiones bilaterales, donde Trump ha utilizado los aranceles como herramienta de presión más allá de lo comercial.