El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) ha lanzado un controvertido programa que ofrece incentivos económicos a inmigrantes en situación irregular que decidan abandonar voluntariamente el país. A través de la nueva aplicación CBP Home, los migrantes pueden registrarse para autodeportarse, recibir un boleto de avión a su país de origen y un pago de 1,000 dólares, siempre que confirmen su salida.
La medida, que ya está en marcha, busca reducir los costos asociados a los procesos tradicionales de detención y deportación, que ascienden en promedio a más de 17 mil dólares por persona. Según el DHS, esta iniciativa representa un ahorro del 70% para los contribuyentes y permite a los migrantes evitar ser arrestados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
“Esta es una forma digna y segura de salir del país”, aseguró la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. Además, se informó que los participantes en el programa no serán considerados prioritarios para la detención si demuestran avances en su proceso de salida. También podrían ser elegibles para ingresar legalmente a EE. UU. en el futuro.
EE UU no puede deportar a los inmigrantes
El lanzamiento del programa ocurre en un contexto de creciente presión migratoria. El presidente Donald Trump ha prometido ejecutar el mayor operativo de deportaciones en la historia del país, con el objetivo de expulsar entre 15 y 20 millones de personas. Hasta ahora, su administración ha tomado 181 medidas ejecutivas en materia migratoria, superando ampliamente las acciones adoptadas en los primeros meses de gobierno de Joe Biden. Sin embargo, las cifras de deportaciones actuales aún están por debajo del promedio registrado en 2024 bajo la administración anterior.
Ante las limitaciones logísticas y presupuestarias para realizar deportaciones masivas, el gobierno ha optado por estrategias indirectas. La aplicación CBP Home, que forma parte de una campaña de 200 millones de dólares para disuadir la migración irregular, ha sido usada por solo 5,000 personas hasta ahora, según datos del Migration Policy Institute.
Pese a su modesto alcance inicial, la autodeportación con incentivos refleja una nueva fase en la política migratoria estadounidense: una mezcla de presión y pragmatismo frente a un sistema saturado y con capacidad limitada para cumplir las ambiciosas metas del actual gobierno.