China prohibió de forma total la importación de aves de corral y productos derivados procedentes de Brasil, tras confirmarse un brote de gripe aviar en una granja comercial en el sur del país sudamericano. La medida, anunciada por la Administración General de Aduanas de China el 29 de mayo, llega dos semanas después de que Pekín suspendiera las solicitudes de importación de granjas avícolas brasileñas.
La prohibición abarca todas las importaciones directas e indirectas. Los productos avícolas brasileños serán devueltos o destruidos si ingresan al país o si son enviados por correo. Además, China ordenó que todos los residuos animales y vegetales provenientes de buques con origen en Brasil sean tratados bajo estricta supervisión aduanera, y queda prohibido desecharlos sin autorización expresa.
El brote, confirmado el 16 de mayo en una granja de la ciudad de Montenegro, en el estado de Rio Grande do Sul, ha generado un efecto dominó en el comercio internacional. A pesar de que el gobierno brasileño solicitó a Pekín restringir el embargo exclusivamente a la zona afectada, China desestimó la petición y optó por una prohibición nacional.
Gripe aviar golpea al comercio internacional
Brasil es el mayor exportador mundial de carne de pollo y el principal proveedor de este producto para el mercado chino. En 2024, exportó aproximadamente 10,000 millones de dólares en carne avícola, lo que representa cerca del 35% del comercio global. La decisión china, por tanto, golpea directamente al sector avícola brasileño, que esperaba que los recientes esfuerzos diplomáticos entre los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Xi Jinping suavizaran las restricciones.
A la par de China, países como la Unión Europea, Corea del Sur, Japón, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos también han impuesto prohibiciones, aunque la mayoría de ellas son limitadas a regiones específicas. Sin embargo, el veto total por parte de Pekín podría tener un impacto mayor, no solo para los productores brasileños, sino también para los países dependientes de estas importaciones.
Mientras tanto, algunos analistas estiman que la caída de las exportaciones podría aliviar temporalmente los precios internos de los alimentos en Brasil, lo que podría contribuir a una reducción en la inflación local.