El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes una nueva proclamación que eleva de 25 a 50% los aranceles a las importaciones de acero, aluminio y sus derivados. La medida, que entrará en vigor el 4 de junio de 2025, se justifica bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que permite imponer restricciones comerciales por motivos de seguridad nacional.
Trump argumentó que los aranceles vigentes desde 2018 no han sido suficientes para asegurar la sostenibilidad de las industrias estadounidenses del acero y el aluminio. Aunque han contribuido a un repunte en los precios internos, las tasas de utilización de la capacidad instalada en ambos sectores aún se mantienen por debajo de los niveles óptimos para garantizar su viabilidad a largo plazo. Datos del Departamento de Comercio muestran que la capacidad utilizada en la industria del acero apenas supera el 75%, muy por debajo del umbral del 80% que el gobierno considera necesario para asegurar su resiliencia estratégica.
“Los países extranjeros continúan inundando el mercado estadounidense con excedentes a bajo costo, socavando nuestra competitividad. Este ajuste es esencial para restaurar el equilibrio”, declaró el presidente en su proclamación.
Aumento de tasas al acero y aluminio
La medida también contempla una excepción parcial para el Reino Unido, en el marco del Acuerdo de Prosperidad Económica (EPD) firmado el pasado 8 de mayo. A partir del 9 de julio, Estados Unidos podrá ajustar los aranceles para el acero y aluminio británicos, imponiendo un cupo o incluso incrementando el gravamen hasta 50% si considera que el Reino Unido no ha cumplido con las condiciones del tratado.
El alza arancelaria podría tener efectos significativos en las cadenas de suministro norteamericanas, especialmente en sectores como el automotriz y la construcción, que dependen de insumos metálicos. Economistas advierten que el incremento de costos podría trasladarse a los precios finales, contribuyendo a presiones inflacionarias en el segundo semestre del año.
Además, la medida reaviva tensiones comerciales con socios como México, Canadá y la Unión Europea, que han manifestado preocupación por el impacto de estas decisiones unilaterales en la integración regional y el comercio global.
Con esta proclamación, Trump refuerza su estrategia proteccionista en un año electoral clave, apostando por la reactivación industrial como eje de su narrativa económica.