Este lunes, Honda y Nissan anunciaron el inicio de conversaciones para una posible fusión, un movimiento que podría cambiar radicalmente el panorama de la industria automovilística japonesa. La unión de estas dos históricas marcas tiene como objetivo enfrentar la creciente competencia de fabricantes chinos de vehículos eléctricos, como BYD, y de gigantes como Tesla.
De concretarse, la fusión crearía el tercer mayor grupo automovilístico del mundo por ventas, solo por detrás de Toyota y Volkswagen. Este potencial acuerdo busca aprovechar la escala y recursos combinados de ambas empresas para mantenerse competitivos en un mercado en transformación.
La alianza también podría incluir a Mitsubishi Motors, empresa de la que Nissan es el principal accionista. Los directores ejecutivos de las tres compañías ya han ofrecido una rueda de prensa conjunta en Tokio para confirmar esta intención. Según Toshihiro Mibe, CEO de Honda: “El auge de los fabricantes chinos ha cambiado mucho la industria. Tenemos que desarrollar capacidades para competir de aquí a 2030, o seremos derrotados”.
Los planes de Nissan y Honda
La ambición es alta: Honda y Nissan planean alcanzar ventas combinadas de 30 billones de yenes (unos 191,000 millones de dólares) y un beneficio operativo superior a 3 billones de yenes. Se espera que las negociaciones concluyan en junio de 2025, y que el nuevo “holding” comience a operar en agosto de 2026, eliminando las acciones de ambas empresas de la bolsa.
Honda liderará esta alianza, nombrando a la mayoría de los miembros del consejo del “holding”. La integración con Mitsubishi Motors podría elevar las ventas globales del grupo a más de 8 millones de vehículos anuales, consolidando su posición en el mercado.
Este acuerdo no solo es una respuesta a los desafíos del mercado chino, donde ambas empresas han perdido terreno frente a marcas locales, sino también a la necesidad de innovar en electrificación y software. Desde marzo, Honda y Nissan trabajan en proyectos conjuntos, y en agosto extendieron la colaboración a Mitsubishi.
Este movimiento marca la mayor reestructuración de la industria automotriz desde la fusión de Fiat Chrysler y PSA en 2021. La presión por adaptarse al mercado de vehículos eléctricos está obligando a los grandes fabricantes a unirse en busca de sobrevivir y prosperar en un entorno altamente competitivo.