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EE UU impondrá aranceles de casi 21% a tomates mexicanos desde julio

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El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció este lunes 14 de abril que impondrá aranceles del 20.91% a la mayoría de los tomates importados desde México a partir del 14 de julio. La decisión se produce tras la retirada formal de un acuerdo comercial que, según autoridades estadounidenses, no cumplió con su objetivo de proteger a los productores nacionales.

“Esta medida permitirá a los productores estadounidenses de tomates competir de forma justa en el mercado”, señaló la dependencia en un comunicado oficial. Con ello, Washington busca restaurar condiciones de competencia equitativas en un sector agrícola que ha sido objeto de fricciones bilaterales durante más de dos décadas.

La medida representa un giro en las relaciones comerciales agrícolas entre ambos países. En 2019, bajo la primera administración del expresidente Donald Trump, los productores mexicanos de tomate habían alcanzado un acuerdo con el gobierno estadounidense que puso fin a una investigación por prácticas de dumping, además de evitar la imposición de aranceles adicionales. Aquel pacto también incluyó nuevos controles e inspecciones para garantizar el cumplimiento de precios mínimos.

México, principal exportador de tomates a EE UU

Sin embargo, el Departamento de Comercio concluyó recientemente que dicho acuerdo no logró frenar de manera efectiva las importaciones a precios que afectan a los productores locales, lo que motivó la actual decisión.

La Secretaría de Economía de México, responsable de coordinar las políticas de comercio exterior del país, no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre esta nueva imposición arancelaria. Se espera que en los próximos días emita una postura oficial, dado el posible impacto de esta medida en las exportaciones agrícolas mexicanas.

México es el principal proveedor de tomates frescos al mercado estadounidense, por lo que el nuevo arancel podría alterar significativamente las dinámicas del comercio bilateral en este rubro, encareciendo los precios para los consumidores estadounidenses y generando incertidumbre entre los productores mexicanos. La decisión abre la puerta a una posible nueva ronda de negociaciones o, en su defecto, a una intensificación de las tensiones comerciales en un sector estratégico para ambos países.