En un giro a sus políticas comerciales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes un decreto que atenúa el impacto de los aranceles impuestos a la industria automotriz. La medida combina créditos fiscales con alivios a otros gravámenes sobre materiales clave, y llega justo antes de que entre en vigor una nueva ronda de impuestos del 25% a las partes importadas de automóviles.
El decreto otorga créditos de hasta el 15% del valor de los vehículos ensamblados en EE UU, que podrán aplicarse al costo de las piezas importadas. Esta flexibilización busca dar tiempo a los fabricantes para reconfigurar sus cadenas de suministro y reubicar la producción dentro del país. “Solo queríamos ayudarles. Si no pueden conseguir piezas, no queríamos penalizarles”, afirmó Trump antes de partir hacia Michigan, epicentro de la industria automotriz estadounidense.
El anuncio coincide con un momento delicado para la Casa Blanca. A pocos días de cumplirse los primeros 100 días de su mandato, Trump enfrenta una opinión pública cada vez más crítica respecto a su gestión económica. Las preocupaciones sobre inflación, desempleo y un posible freno al crecimiento derivado de su política arancelaria han generado inquietud entre inversores y empresa.
Trump modera su política arancelaria
La respuesta del sector automotriz no se hizo esperar. General Motors retiró su pronóstico anual y aplazó una conferencia con analistas a la espera de mayor claridad sobre el nuevo esquema tarifario, pese a haber reportado sólidas ventas y ganancias en el primer trimestre del año.
Además, el gobierno estadounidense aprovechó la jornada para promocionar un avance diplomático: el secretario de Comercio, Howard Lutnick, reveló que se alcanzó un acuerdo comercial con una “potencia extranjera”, aunque evitó revelar su identidad hasta que el pacto reciba aprobación parlamentaria en ese país. “Tengo un acuerdo cerrado”, dijo Lutnick a CNBC, asegurando que la medida permitirá reducir de forma permanente algunos de los aranceles recíprocos planeados por la administración.
Estas señales de moderación en la política comercial fueron bien recibidas en los mercados financieros, aliviando parcialmente la incertidumbre generada por las decisiones previas del presidente. Mientras tanto, los ojos siguen puestos en Michigan, donde Trump busca reforzar su mensaje industrialista frente a un electorado clave.