Un nuevo estudio de la Corporate Europe Organization (CEO) indica que las empresas tecnológicas gastan más de 113 millones de euros (mde) al año en esfuerzos de lobbying dentro de la Unión Europea (UE).
De acuerdo con el informe, en la actualidad, un total de 651 empresas intentan influir dentro de las decisiones políticas dentro del bloque a través de este mecanismo legal. Las empresas tecnológicas lideran los esfuerzos. Las inversiones del sector han registrado un repunte de 16.5% al pasar de 97 millones de euros en 20221 a 113 millones de euros en lo que va de este año.
Meta domina el listado al haber aumentado su presupuesto en grupos de presión para influir en las decisiones que se toman en Bruselas de 5.75 a 8 millones de euros en el periodo mencionado. Apple se ubica en segunda posición con una inversión en lobby de 7 millones de euros, mientras que Google se queda con la cuarta posición con 5,5 millones de euros. Microsoft ocupa el sexto lugar con 5 millones de euros. Lejos del ámbito tecnológico, Bayer y Shell ocupan el tercer y quinto lugar, respectivamente.
Empresas tecnológicas gastas para tener políticas a su favor
Meta también ocupa el primer lugar en el número de cabilderos con 17,05 equivalentes a tiempo completo (FTE, por sus siglas en inglés). Google, Amazon y Apple emplean en promedio tres FTE más que en 2021. Con esto se estima que las big tech representan más de un tercio del gasto en el sector, alcanzando los 40 millones de euros.
Por zona geográfica, las empresas con sede en Estado Unidos representan el 20% de los esfuerzos de lobby. Las compañías procedentes de países europeos como el Reino Unido, Francia y Alemania se quedan con un promedio del 10% cada uno y los gigantes chinos, como TikTok y Alibaba representan menos del 1%.
El informe explica que el incremento en el gasto de las empresas tecnológicas para influir en la política de la UE responde a las recientes regulaciones radicales impuestas por el bloque. La Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés) y la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aún no aprobada, están diseñadas para frenar una serie de aspectos esenciales de su modelo de negocio, incluida la moderación de contenido, la publicidad dirigida y posibles condiciones de monopolio.
Tener voz y voto en un mercado tan importante como Europa nunca había sido tan prioritario para las empresas de tecnología. Para muestra basta con reconocer los resultados de una encuesta reciente que indican que a consecuencia de la Ley de Inteligencia Artificial, el 51% de los desarrolladores espera una desaceleración de sus actividades e ingresos.