Reuters.- El miedo a ser enterrado vivo y quedar atrapado en un ataúd atormentó a los personajes del escritor Edgar Allan Poe y ahora ha inspirado la que se anuncia como la sala de escape, o “escape room” en inglés, más pequeña del mundo, una experiencia de temática mortuoria no apta para claustrofóbicos.
El juego de acción real, desarrollado por la empresa española Horror Box de Barcelona, se llama “Catalepsia”, en referencia a una afección médica que se confunde fácilmente con la muerte.
Los participantes tienen 30 minutos para liberarse del interior de un ataúd resolviendo rompecabezas mediante el trabajo en equipo con su compañero en un ataúd vecino, comunicándose por altavoces.
Son vigilados por cámaras de circuito cerrado de televisión por la maestra de juegos Aurora Alvariño, quien definió las salas de escape como “un gimnasio para la mente”. Según ella, la atracción pretende recrear “una situación que tarde o temprano viviremos todos: tu propio entierro”.
Miriam Castella, actriz de 22 años seleccionada por la empresa para hacer una demostración del juego, reconoció que sintió “un poco de cosita” al cerrarse la tapa del ataúd.
Su compañero en la demostración, el bailarín Carlos Granedo, de 39 años, dijo que había participado en unas 15 “escape rooms” antes, pero describió esta experiencia como única.
Al reservar sus entradas, los jugadores pueden personalizar varios aspectos, como el tipo de ataúd o si quieren ser “incinerados” con llamas virtuales y humo artificial.
“Catalepsia” se inspira en el miedo a ser enterrado vivo —o tafofobia—, muy extendido en el siglo XIX y reflejado en el cuento de Poe “El entierro prematuro”, que fue adaptado al cine en 1962.