Reuters.- James y Nicki Malcolm se mudaron a El Salvador desde Nueva Zelanda para ser parte del sueño de bitcoin vendido por el presidente Nayib Bukele en 2021, cuando convirtió al país centroamericano en el primero del mundo en adoptar al criptoactivo como moneda de curso legal.
Meses después, Bukele esbozó sus planes para Bitcoin City, un paraíso de criptomonedas libre de impuestos impulsado por la energía geotérmica de un volcán, ante un mar de entusiastas en una presentación en un club de playa que incluía un avatar de él mismo en una nave espacial.
Mientras el popular líder se prepara para ganar un segundo mandato este domingo, Bitcoin City aún no ha arrancado. Pero, sin inmutarse y aún inspirados, los Malcolm, junto con otros 15 extranjeros y una pareja salvadoreña, han convencido a más de 100 negocios para que acepten bitcoines en la ciudad cafetera Berlín, enclavada entre montañas en el este de El Salvador.
“La adopción es enorme para nosotros: esto es lo que consideramos importante y cómo ganará bitcóin”, dijo Nicki, exasesora hipotecaria que forma parte del esfuerzo para convertir a Berlín en una meca de las criptomonedas. “Bukele plantó la bandera en el suelo y nos dio la bienvenida”, agregó.
Bukele sigue firme con su plan para hacer de El Salvador un paraíso de las criptomonedas, lo que perjudica las posibilidades del país de recibir una rápida inyección de efectivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), incluso cuando las agencias de crédito advierten que las arcas estatales se están secando.
El Salvador: entre el bitcoin y una economía estancada
Pero eso contradice una cruda realidad: la economía de El Salvador está mayoritariamente estancada y registra el crecimiento más lento de Centroamérica. La pobreza extrema se ha duplicado desde 2019 y casi la mitad de la población vive con inseguridad alimentaria.
“Es raro que alguien use bitcóin”, dijo Kevin Valle, de 24 años, un vendedor salvadoreño de productos agrícolas en el principal mercado de Berlín. “Lo que puedo decir es que el costo de los tomates y cebollas se ha duplicado, y que la gente está preocupada por el bajo nivel de empleo y salarios”, agregó.
En 2022, la deuda pública del país alcanzó un récord de 30 años al sobrepasar los 25,000 millones de dólares. Después de que las negociaciones iniciales con el FMI para un acuerdo de 1,300 millones de dólares fracasaran a principios de su primer mandato, el gobierno de Bukele ha vuelto a la mesa e incluso contrató al exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI en abril pasado.
El FMI ha recomendado a El Salvador que elimine el bitcoin como moneda de curso legal durante las negociaciones sobre el apoyo financiero. El FMI no respondió a la solicitud de comentarios.
Pero la determinación del líder de 42 años se ha visto reforzada por el reciente repunte en el precio del bitcóin. Nayibtracker.com, un sitio web no oficial que rastrea la cartera de bitcoines de El Salvador basándose en las redes sociales de Bukele, cifra en 121.6 millones de dólares el valor de los criptoactivos adquiridos sobre una inversión inicial de 119.8 millones de dólares, un retorno del 1.54%.
Después de un reciente anuncio de la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) de permitir ETFs que siguen el precio del bitcóin, el vicepresidente de Bukele dijo a Reuters que su gobierno mantendrá su apuesta por el bitcóin como moneda de curso legal para el periodo 2024-2029.
La adopción por parte del país de la criptomoneda no es, en gran medida, culpable del estado general de la economía local, opinan algunos expertos, que apuntan a la baja inversión extranjera directa y el gasto excesivo del Gobierno.
Pero en medio de preguntas sobre los hábitos de gasto estatal y un claro problema de liquidez, los críticos señalan que bitcóin aún no ha aportado beneficios significativos. Economistas como Tatiana Marroquín han cuestionado la decisión de Bukele de apostar una cantidad desconocida de dólares de los contribuyentes en una inversión riesgosa. El vicepresidente Félix Ulloa dijo a Reuters que el escepticismo inicial de los inversores “se estaba revirtiendo”.
A través de una maquinaria mediática cuidadosamente diseñada que mantiene a raya la disidencia, Bukele proyecta la imagen de un El Salvador más moderno y económicamente astuto. Pero es su represión masiva contra las violentas pandillas, a expensas de las libertades civiles, lo que ha impulsado su popularidad entre los salvadoreños. Bukele dice que trabaja para los salvadoreños y una vez respondió a las preocupaciones sobre la democracia cambiando su biografía en X a “El dictador más cool del mundo”.
Billeteras vacías
Hasta la fecha, la mayoría de los salvadoreños ignoran el bitcoin. Les preocupa la volatilidad de la criptomoneda en una economía basada en el efectivo donde muchos viven del día a día. Un 88% de los salvadoreños no lo utilizó en 2023, según una encuesta del instituto de opinión pública de la Universidad Centroamericana. Sólo el 1% de las remesas se enviaron en bitcoines.
Casi dos docenas de personas con las que habló Reuters dijeron que no les importaba entender la criptomoneda, pero que estaban cada vez más preocupados por la falta de empleos y el aumento de los costos de la vivienda y los alimentos.
Junto con las victorias en materia de seguridad, la adopción del bitcóin le ha dado nuevas luces a El Salvador, ayudando a impulsar el turismo.
En Berlín, los dueños de negocios dicen que realizan un puñado de transacciones con bitcoines al día, principalmente de turistas.
En Bitcoin Beach, la zona cero de las criptomonedas en El Salvador, el turismo se ha disparado. Muchas empresas locales están contentas con la afluencia, pero varias lamentaron los altos precios, particularmente de las propiedades, a medida que los extranjeros acumulan inmuebles frente a la playa.
Si bien manejan una pequeña cantidad de transacciones en bitcoines, se quejan de problemas con Chivo, la billetera digital creada apresuradamente en 2021 por el gobierno para que los salvadoreños hagan operaciones con el criptoactivo.
“No se ejecutó bien. Las cosas que debían suceder simplemente no sucedieron”, dijo a Reuters Philip Ong, un empresario de bitcóin de Singapur que invirtió un millón de dólares para establecer una oficina en San Salvador.
Él agregó que “apoya firmemente” la visión bitcoin de Bukele. Pero abandonó El Salvador el año pasado, en gran parte, confesó, por “falta de impulso”.