Muchas personas piensan que las bolsas son el reflejo de la situación económica del país, de una región o del mundo. Algunos teóricos han estudiado las series históricas del mercado de valores y su relación con variables económicas, uno de los más reconocidos fue Maurice Kendall en la década de los años 50, el cual llegó a la conclusión de que el movimiento del precio de los activos financieros es aleatorio: “existe la misma probabilidad de que un activo suba o baje, independientemente del comportamiento anterior”. Es bien sabido que los inversionistas del mercado de valores incorporan en sus decisiones lo sucedido a nivel económico, pero también incorporan sus expectativas y toda la información relevante que pueda afectar los precios.
Un ejemplo muy claro de lo anterior es lo sucedido en las bolsas por el impacto del COVID en 2020, de febrero a marzo de dicho año el índice de EUA, S&P 500 llegó a registrar una caída mayor al 30%; el principal índice accionario en México llegó a caer en una magnitud similar. Lo anterior era lógico pues el cierre de muchas actividades tendría un impacto negativo en la economía y en los negocios, situación que se cumplió. Pero lo curioso es que posteriormente se presentó una recuperación muy rápida de las bolsas y es que todos los estímulos fiscales y monetarios ayudaron a que la caída no fuera tan profunda ni tan duradera; en este sentido hay que poner una estrellita a las autoridades de diversos países que aplicaron medidas inmediatas; que dichas medidas siguen teniendo consecuencias y que las seguiremos viendo esa es otra historia, pero se hizo lo necesario en aquel entonces. Este ejemplo ayudaría a afirmar que, si hay una relación entre la economía y el mercado de valores, pero no solo de lo sucedido, sino principalmente de las expectativas.
Y todo lo anterior lo comento ya que esta semana el índice de precios y cotizaciones (principal índice accionario en México), registró un nuevo máximo en 58,711 unidades. Hay que aplaudir esta situación ya que no muy seguido se establece un nuevo máximo en la bolsa local; por ejemplo, el cierre máximo anterior se dio en 57,745 unidades el 26 de diciembre de 2023, pasaron 29 días operativos para registrar un nuevo máximo.
El lapso que se menciona no es mucho si se toma en cuenta que el máximo anterior se generó en abril de 2022 del cual transcurrieron 430 días operativos. No es para espantar, pero el máximo anterior a este se generó a mediados de 2017 y transcurrieron 1,022 días. Esto no nos anticipa nada y no quiere decir que nos tardaremos otra eternidad para ver nuevos máximos en la bolsa local, pero el mercado mexicano tampoco ha sido tan benévolo en el largo plazo, como si lo han sido otros los mercados en otros países.
El inversionista del mercado mexicano ha tenido que ser paciente y tolerante, si es una realidad que en el largo plazo el mercado siempre paga (estando en activos de calidad), pero también hay una diferencia significativa en los tiempos y en las magnitudes; por ejemplo, el IPC acumula una ganancia de 74% desde el mínimo observado en 2020 y hasta el cierre del 9 de febrero de 2024. El Nasdaq 100 en EUA que incluye a las principales emisoras tecnológicas acumula un 157% en mismo periodo, el S&P 500 acumula el 124%. Posiblemente alguien me argumente que esos son índices de un país desarrollado y que no se puede comparar, pero bueno el Ibovespa de Brasil acumula una ganancia de 105% en mismo periodo; el Sensex de India 160%.
Y regresando al punto de la relación que tienen las expectativas económicas y las bolsas, se esperaría que este 2024 sea positivo debido a que la economía mexicana seguirá creciendo; el objetivo para el IPC se ubica en alrededor de las 62,000 unidades; hay que ver cuánto tiempo nos tardamos en alcanzar este objetivo.
Y para resaltar lo que significa paciencia por parte de los inversionistas el índice japones Nikkei tardó más de 30 años en alcanzar el máximo observado a inicios de los 90´s; eso si que es ser pacientes.
