Desde las elecciones en México, los activos financieros han presentado un aumento de su volatilidad; si utilizamos la desviación estándar como el reflejo de la dispersión de los rendimientos, tendremos que el índice de precios y cotizaciones alcanzó una desviación de 2.5% en este mes de junio, contra un promedio histórico de 1.1% (más del doble de riesgo). La paridad USD/MXN alcanzó 1.9% contra un promedio histórico de 0.6%.
El aumento de la volatilidad ayuda a traer una discusión económica que se ha mantenido por décadas y tiene que ver con la pregunta respecto a si los agentes económicos (en este caso los inversionistas) son racionales o irracionales.
Uno de los supuestos de la nueva economía clásica tiene que ver con las expectativas racionales el cual argumenta principalmente que los agentes económicos incorporan toda la información existente en el mercado para tomar decisiones en el presente que les permita maximizar su utilidad o beneficio. Si nos apegamos a este supuesto, argumentaríamos que los inversionistas que mantenían tenencia en activos mexicanos estiman que se pudiera presentar un impacto negativo en la actividad económica como consecuencia de los resultados electorales y todos los cambios que esto pudiera traer.
Muy en específico, preocupa mucho la reforma al poder judicial lo que pudiera eliminar uno de los contrapesos más importantes cuando hay disputas en algunos sectores económicos en México, otro es la eliminación de organismos autónomos que han servido en temas de transparencia y competencia.
Oportunidad para los inversionistas
Como se puede observar, la depreciación del peso mexicano y la caída en la bolsa mexicana de valores si tiene una justificación que se basa en las consecuencias que se tendrían ante cambios estructurales para los negocios en el país y, por ende, a nivel económico.
El supuesto de las expectativas racionales tiene su contraparte en la economía y las finanzas conductuales que, entre otras cosas, asume que los agentes económicos tienen sesgos a la hora de tomar decisiones y no siempre actúan de manera racional. Esta postura reflejaría la sobre reacción de los inversionistas en las últimas semanas y que ha dado paso a la volatilidad con mucha incertidumbre respecto a lo que pueda venir.
De entrada, algunos inversionistas han decidido retirar algunos flujos del mercado accionario mexicano, mientras que el mercado de bonos ya refleja una prima más alta como compensación del riesgo local. Es decir, el mercado financiero no espera a ver qué sucede y reacciona a las expectativas que se van generando; ya con el tiempo el mercado se acomodará a la realidad, pero de momento podemos plantear que la volatilidad se mantendrá en el corto plazo sobre los activos financieros mexicanos.
La situación actual del mercado financiero en México es un ejemplo claro de la eterna discusión económica sobre la racionalidad de los mercados, cada uno tendrá su postura al respecto; pero de momento, los inversionistas deberían aprovechar el aumento de la volatilidad, no hay que olvidar que el concepto de riesgo está asociado con la oportunidad.